El Eibar gana con gol de Capa, exprime la jugosa ventaja de la ida y desactiva de nuevo con su excepcional labor de contención el juego de un impotente Hospitalet que no confió en la remontada. El cuadro armero habita de nuevo en Segunda División, una categoría hecha a su medida. Vuelve un clásico, nadie como el Eibar ha encadenado 18 años seguidos en Segunda
EIBAR: Xabi; Bóveda, Añibarro, Arregi, Yuri Berchiche; Errasti, Dani García; Capa, Diego Jiménez (Mainz, m. 71), Guille Roldán (Del Olmo, m. 91); y Arruabarrena (Jito, m. 78).
HOSPITALET: Craviotto; Pol (Manel, m. 83), Viale (Julio Rico, m. 56), Moyano, Valentín; Pedraza; Corominas, Aday, Cirio (Ángel Sánchez, m. 66), Osado; y Bakari.
ARBITRO: Carlos Alberto Carbonell (Colegio valenciano). Amonestó a Moyano, Pol y Craviotto, del Hospitalet, y a Arregi, del Eibar.
INCIDENCIAS: 1.600 espectadores en Feixa Llarga. Partido
correspondiente a la vuelta de la tercera y definitiva ronda del play-off de
ascenso. 23 grados de temperatura al comienzo a las 20.00 horas.
GOLES: 0-1, m. 89: Capa.
El Eibar habita otra vez en Segunda División, una categoría
que durante muchos años pareció estar hecha a su medida y en la que se movía
como pez en el agua. Y sobre todo, dice adiós al túnel inhóspito que es la
Segunda B, un laberinto complicado en el que sólo logran escapar 4 de 81 cada
campaña. Es fundamental para un club de la modestia del armero ingresar de nuevo
en una categoría profesional más acorde con su historia y, especialmente, por
las cantidades que va ingresar
procedentes de los derechos televisivos. El rotundo y prometedor marcador
firmado en el choque de ida por el Eibar le convertía en favorito y los propios
aficionados casi celebraron el ascenso el pasado sábado. Pero el cuadro
azulgrana, que ha sufrido sucesivos varapalos en las promociones anteriores,
sabía que confiarse sería su pasaporte a la desolación. Vuelve el clásico por
excelencia de la categoría de Plata, en la que llegó a encadenar 18 años
consecutivos desde 1988 hasta 2006. Ese equipo que caía simpático por su
humildad y que, durante una época, fue llamado el Rey del empate. De hecho, aún
ostenta el récord de ser el equipo que más campañas consecutivas ha militado en
Segunda División. El final del encuentro fue una desatada fiesta. Media hora
después de finalizado el partido, los jugadores aún seguían cantando desde el
césped delante de la tribuna donde se ubican los aficionados armeros. Este
ascenso no es casual. El Eibar, que ganó sus diez primeros partidos en Ipurua,
emanaba hambre de victoria desde el comienzo del curso y exhibía una enorme
contundencia en las dos áreas, algo ansiado por todos los entrenadores. Los
récords históricos, como el de las ocho victorias consecutivas, que el Eibar ha
ido pulverizando a lo largo de la temporada ya pronosticaban algo grandioso.
Hacía tres años que el Eibar no conseguía marcar a domicilio en un play-off. En
definitiva, datos elocuentes del potencial del cuadro azulgrana.
En ningún momento dio la sensación de que un ascenso a
Segunda estaba en juego ayer en Hospitalet. Cuando un servidor comprobó a falta
de diez minutos para el comienzo que apenas había público local en el graderío
de la Feixa Llarga, casi ya ratificó el ascenso a Segunda del Eibar. El
Hospitalet, salvo el insistente y talentoso Aday y el peleón Bakari, no
transmitió mucha sensación de poder dar la vuelta a la eliminatoria. La falta
de convicción en sus posibilidades se notaba en el ritmo, a veces cansino, con
el que movían el esférico. Diego
Jiménez, novedad en el once inicial en sustitución de Mainz, gozó de la primera
ocasión y lanzó elevado desde la 6frontal al aprovechar una pifia defensiva del
Hospitalet. Como era de esperar el Hospitalet acumulaba la mayor posesión y
tocaba casi siempre el esférico en la parcela azulgrana ante un Eibar que optó
por ceder metros. El Eibar pudo adelantarse en el marcador en un disparo
devuelto por el poste de Guille Roldán, pero apenas exprimió su veloz
contragolpe de otras tardes en el primer periodo. El público pidió penalti por
manos de Añibarro en un remate de Osado a centro de Baraki, la principal
novedad ayer en el once inicial de los franjirojos. El Eibar perdía con
excesiva rapidez el esférico por sus constantes imprecisiones en el inicio de
las jugadas. El Hospi, dueño del balón,
era superior y se pudo adelantar en un zurdazo cercano de Bakari tras un medido centro de Pol, pero ahí emergió la
figura de Xabi Irureta, que evitó el primer gol.
Pareció
sacudirse el dominio local el Eibar en el inicio del segundo periodo. Capa,
hasta entonces desaparecido, se plantó en el área y Guille Roldán no llegó a
rematar su centro chut por centímetros. Aday, el único que creía en el milagro,
seguía siendo el principal quebradero de cabeza para la retaguardia
guipuzcoana. A poco de iniciarse el segundo acto, un derechazo suyo se perdió a
la derecha de Xabi. El portero vizcaíno, el mejor anoche, tuvo que intervenir
con tino en una incursión hasta la cocina de Aday. Otro éxito de este Eibar es
que sabe manejar diferentes estilos de juego y dispone de jugadores para cada
necesidad. Si el pasado sábado hacía falta Mainz para tomar ventaja y desbordar
a la zaga franjiroja, ayer primaba frenar las acometidas de los locales y el
papel de Xabi fue relevante en varias intervenciones. A falta de un minuto,
Capa esquivó a Craviotto en su salida y marcó a puerta vacía. Era el ASCENSOOO
y lo celebró con la afición armera.
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