Dos goles de Arruabarrena encauzan una merecida victoria
fraguada en una primera parte de ensueño ante el segundo mejor presupuesto
EIBAR: Xabi Irureta; Lillo, Albentosa, Raúl Navas, Yuri
Berchiche; Diego Rivas Errasti, Dani García; Capa (Urko Vera, m. 76),
Arruabarrena (Errasti, m. 81), Eizmendi (Gilvan Gomes, m. 71); y Morales.
ZARAGOZA: Leo Franco; Fernández, Álvaro, Paredes, Abraham;
Acevedo, Víctor (Jorge Ortí, m. 79); Barkero (Diego Suárez, m. 54), José María,
Roger (Cidoncha, m. 46); y Henríquez
GOLES: 1-0, m. 23: Eizmendi. 2-0, m. 43: Arruabarrena. 2-1,
m. 62: Raúl Navas, en propia meta. 2-2, m. 71: Raúl Navas, en propia meta. 3-2,
m. 78: Arruabarrena.
ARBITRO: José Luis Lesma López (Comité madrileño). Amonestó
a Albentosa y Lillo, del Eibar, y a Acevedo, Henríquez y José María, del Zaragoza.
La fantástica victoria obtenida ayer por el Eibar va a
provocar que se le enfoque ahora desde otro ángulo por parte de los
adversarios. Ya nada va a ser igual porque tumbar a todo un aspirante al
ascenso y recién descendido como el Zaragoza con la autoridad que lo hizo debe
tener sus consecuencias. Y especialmente teniendo en cuenta la primera parte de
ensueño en la que la enorme superioridad del Eibar hizo desaparecer del terreno
de juego a un decepcionante Zaragoza, que sólo asustó con dos goles en propia
meta de Raúl Navas en la segunda parte. Ni la mala suerte pudo ayer con un
intratable y vigoroso Eibar, que encadenó su tercera victoria consecutiva y
volvió a hacer disfrutar de lo lindo a sus aficionados. Aunque Paco Herrera
quisiera desviar la atención culpando al árbitro por el primer gol, la realidad
es que el Eibar apabulló a un conjunto que dispone del segundo presupuesto de
la categoría y cuya imagen distó mucho de la que debe tener un cuadro de su
historia, entidad y objetivos. Y de eso, el único responsable fue un Eibar
excelso y grandioso que sigue en línea creciente. Dos goles de Arruabarrena,
que se estrenó, otorgaron el merecido premio a un Eibar nuevo en la categoría,
pero que emana oficio y experiencia y sabe actuar cómo conviene en cada fase
del partido.
El cuadro guipuzcoano no se achica ante nadie por mucho
nombre o historia que tenga y eso quedó claro desde el comienzo, cuando se
adueñó de la posesión del balón. La omnipresencia del mariscal Diego Rivas, que
volvió a sobresalir, secaba con su excelente quehacer el inicio de las jugadas
de un Zaragoza desdibujado. Demostró ayer en el primer periodo el Eibar que es
un ‘doctor’ en la fórmula del contragolpe, pero también acreditó condiciones
técnicas para buscar huecos ante un rival agazapado en su terreno como hizo el
Zaragoza. El zurdazo desviado de Barkero no presagió nada para su equipo. Poco
después, perfecta jugada ensayada en la que toca Rivas a Dani García, que la
acaricia para el desmarque de Yuri, cuyo lanzamiento desde el punto de penalti
se marchó elevado. Pero ya no perdonó en la segunda el Eibar, en una rápida
jugada llevada a cabo por Morales. El punta recortó a Paredes, se internó en el
área y su chut seco y raso fue desviado por Leo Franco. Eizmendi empujó a la
red el rechace, pero la cadera de Paredes aún estará dolorida del regate que le
lanzó Morales. Sorprendentemente, el Zaragoza no dio signos de reacción y tan
sólo buscaba la movilidad de Henríquez mediante zapatazos lejanos, esos que
aventuraba Herrera que iba a hacer el Eibar. Pero los locales gobernaban y, con
un Yuri una vez más muy profundo por su banda, generaban llegadas al área
zaragocista.
Arruabarrena, al
larguero
Un testarazo de Arruabarrena en córner puesto por Eizmendi
fue devuelto por el larguero. Pero poco después el tolosarra hizo el segundo
gol al cabecear una asistencia de Yuri desde fuera en una jugada colectiva con
perfecta finalización. La
segunda mitad comenzó con una rápida contra en la que Morales cedió a
Arruabarrena, que iba a entrar en el área, pero Paredes cortó de manera
providencial. El Zaragoza adelantó líneas y logró reducir el desequilibrio en
una posesión de balón que al término del primer periodo era de un 69% para el
Eibar. Pero su imagen distaba mucho de la que se espera de un rival atribulado.
La entrada de Cidoncha y, especialmente de Diego Suárez, canterano que debutó,
dio más soluciones al Zaragoza, que mejoró respecto al primer tiempo, algo que
no era difícil. Una falta botada por Víctor golpeó en la rodilla de Raúl Navas
y se coló en la meta de un sorprendido Xabi Irureta. El choque era un
correcalles con llegadas a las dos áreas y el partido pedía la entrada de
Errasti para frenar las acometidas mañas. Pero Gaizka decidió que fuera Gilvan
quien accediera al campo. Las internadas de Abraham, lateral zurdo, generaban
zozobra y un centro suyo fue desviado otra vez a la propia portería por Raúl
Navas. De récord el infortunio del sevillano. Aun así, otra acción de un
pletórico Morales evitó la injusticia que habría significado el empate en una
veloz jugada que culminó a través de un
lanzamiento raso. Leo Franco desvió como pudo, pero era la noche de
Arruabarrena, que estuvo atento para empujar a la red el tanto de la victoria.
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