La crucial decisión adoptada en el descanso por el técnico armero de introducir a Urko Vera y bajar a ‘Arru’ a la media punta cambia el signo de un choque que gobernaba el Mirandés. El Éibar pasó de sufrir a dominar con un Arruabarrena como cerebro
EIBAR: Xabi Irureta; Lillo, Albentosa, Raúl Navas, Yuri
Berchiche; Errasti (Diego Rivas, m. 79), Dani García; Eizmendi (Añibarro, m. 69),
Jota (Urko Vera, m. 46), Morales; y Arruabarrena.
MIRANDÉS: Dani Jiménez; Iván Malón, Álvaro Corral, César
Caneda, Ríos; Lucena (Goiria, m. 78); Iván Agustín, Ruiz de Galarreta, Muneta
(Barahona, m. 68); Mujika (Díaz de Cerio, m. 84) y Pablo Infante.
GOLES: 1-0, m. 50: Urko Vera.
ARBITRO: Jesús Muñoz Mayordomo (Comité castellano-manchego).
Amonestó a Dani García, Eizmendi, Arruabarrena y Morales, del Eibar, y a Muneta,
del Mirandés.
INCIDENCIAS: 3.329 personas asistieron al partido. Tarde
soleada con 23 grados al comienzo.
Los jugadores se erigen en la mayor parte de los encuentros
en los héroes que proporcionan victorias a sus equipos con actuaciones
decisivas y ensalzadas más de la cuenta en oportunidades. Se parten, a veces
literalmente la cara, por sacar adelante un resultado y son los protagonistas
directos. Pero también un entrenador es capaz de cambiar por completo el signo
de un partido en base a una variación táctica crucial. Gaizka Garitano no se
fajó en ninguna disputa como hacía cuando era jugador ni estaba en boca de gol
para empujar el único gol del partido, pero su influencia fue trascendental en
que el Eibar lograra la tercera victoria de la temporada y segunda como local
ante el Mirandés. Arconada sorprendió con tres centrocampistas de contención
para dominar el juego aéreo en el centro del campo y el Mirandés, salvo los
primeros diez minutos, gobernaba con placidez la primera parte. Los armeros se
veían sometidos y se mostraban desatinados, especialmente en la parte ofensiva
errando muchos controles y perdiendo con rapidez el balón. Pero la decisión de
introducir a Urko Vera, que se colocó como hombre más adelantado, y de retrasar a la media punta a Arruabarrena
cerró un capítulo de agobio, fragilidad y malas sensaciones y abrió otro de
dominio, llegadas y clarividencia ofensiva. La decisión de Gaizka tardó sólo
cinco minutos en reflejarse en el marcador con el tanto de Urko Vera, que es el
único que se relaciona con el gol.
Pablo Infante,
destacado
El Mirandés no pudo ganar en Ipurua, pero un futbolista suyo
fue el mejor del partido. Pablo Infante, que actuó en punta con Mujika, generó
mucho desasosiego en la zaga azulgrana, especialmente en el primer periodo. Al
cuarto de hora, lo intentó con un disparo que atajó Xabi y poco después ejecutó
una falta directa que rozó el larguero. No había noticias en el frente ofensivo
del Eibar con Morales y Eizmendi a medio gas y un apagado Jota, que apenas
entraba en juego. Tan sólo las arrancadas de un titánico Yuri por la izquierda
recordaban que el partido se jugaba en casa ante la abrumadora superioridad
visitante. Un disparo suyo fue despejado a córner por Dani Jiménez. Pero el que
tuvo que intervenir otra vez para salvar el gol fue Xabi tras un tiro ajustado
al palo de Pablo. A renglón seguido, Raúl Navas se cruzó de manera providencial
y desvió a córner un tiro cercano del propio jugador.
Lo mejor para el Eibar del primer tiempo fue el pitido
final. El Eibar comenzó a ganar el partido en los minutos de descanso cuando
Gaizka decidió la sustitución decisiva. Arruabarrena retrocedió a la media
punta, su sitio natural, y el Eibar se transmutó en alegre, profundo, atrevido
y hasta vistoso. Arruabarrena habilitó un pase medido para Eizmendi que
dilapidó al cruzar en exceso la primera ocasión clara del Eibar. Poco después,
Morales construyó una pared con Arruabarrena, que le devolvió con precisión
milimétrica y el centro del extremo fue empujado en boca de gol por Urko Vera,
que entró como un bólido en meta y
provocó una explosión de júbilo en Ipurua.
Le
tocaba al Mirandés asumir la iniciativa y más riesgos en busca de la portería
contraria. Gaizka movió a Morales de la izquierda al centro para exprimir la
velocidad del madrileño en los contragolpes de que iba a disponer el Eibar. El
juego se desarrollaba en la parcela azulgrana y el Mirandés monopolizaba el
esférico, pero la mayoría de los ataques morían al borde del área. Aun así, el
eibarrés Ruiz de Galarreta cedió un pase a Pablo, que lanzó alto en buena
posición dentro del área. El joven media punta cedido por el Athletic, que
cuajó un buen partido en su casa, lanzó fuera un intencionado chut. La pelea se
imponía el juego vistoso y el centro del campo era el escenario de una batalla
cruenta por la posesión, pero Morales erró un mano a mano que pudo sentenciar.
Eizmendi se retiró lesionado y Garitano introdujo a Añibarro en una
remodelación conservadora que tenía la intención de amarrar el resultado.
También esta decisión tuvo su fruto y la defensa de cinco del Eibar contuvo al
Mirandés, que no tuvo ocasiones pese a que Arconada metió dinamita con Goiria y
Díaz de Cerio.
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